De todos los cambios ambientales inducidos por el hombre, la urbanización es una de las amenazas más importantes para la biodiversidad. En el proceso de urbanización se produce una inversión de las pautas del paisaje, que deviene dominado por los hábitats antrópicos. Esto conlleva una reducción y una fragmentación de los hábitats naturales, y la aparición de efectos barrera importantes que dificultan o incluso impiden el movimiento de los organismos y la conectividad ecológica. Además, las fuentes de alimento se vuelven más artificiales, las perturbaciones aumentan y la contaminación química, lumínica y sonora se hace más frecuente.Estas alteraciones tienen consecuencias importantes para las comunidades naturales, las más destacadas de las cuales son la reducción de la diversidad funcional y filogenética, la creación de comunidades más homogéneas dominadas por unas pocas especies antropófilas y la proliferación de especies invasoras. A pesar de la importancia de estos impactos, las consecuencias de la urbanización sobre los organismos y los sistemas naturales son todavía poco conocidas. Teniendo en cuenta que la superficie de suelo urbano se prevé que aumente en un 1,2 millones de km2 durante el primer tercio de este siglo, entender el impacto del proceso de urbanización sobre la biodiversidad es actualmente una de las principales prioridades para la preservación del funcionamiento de los sistemas naturales y de los servicios que éstos nos proporcionan, de los que depende el propio bienestar humano.
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