[Información redactada a partir del informe sobre COP30 elaborado por Alicia Pérez-Porro y Anna de las Heras Carles, del área de Interacción Política y Relaciones Institucionales del CREAF]
La adaptación a los impactos del clima ha sido una de las áreas de negociación con mayor seguimiento en la COP30 celebrada en Belém (Brasil), en un contexto mundial marcado por la intensificación del calentamiento y las dificultades para transformar los planes en acciones concretas. La conferencia ha representado un punto de inflexión en la agenda internacional en lo que respecta a cómo nos adaptamos a los cambios del clima, especialmente en los países y territorios más vulnerables, y ha coincidido con los 10 años del Acuerdo de París.
Uno de los principales resultados de la cumbre ha sido adoptar los llamados 59 Indicadores de Adaptación de Belém, de carácter voluntario, que constituyen el primer punto de referencia compartido para realizar el seguimiento del progreso hacia el Objetivo Global de Adaptación (GGA). El documento incluye métricas organizadas en 7 áreas temáticas —el agua, la alimentación, la agricultura, la salud, los ecosistemas, las infraestructuras y los medios de subsistencia— y en las diferentes fases del ciclo de adaptación, desde la evaluación de riesgos hasta su seguimiento. La decisión reconoce explícitamente que la adaptación tiene carácter nacional, subnacional y local, lo que refuerza la oportunidad de estos indicadores para los gobiernos regionales y locales.
A pesar de su valor político, varios países y observadores han advertido que algunos parámetros requieren definiciones más precisas y metodologías más claras para poder ser aplicados de manera efectiva. Por ello, las partes han acordado seguir ajustando el marco en el contexto de la visión Belém-Addis, con una revisión prevista antes del próximo balance global. La utilidad práctica de los indicadores dependerá, en gran medida, de la disponibilidad de datos climáticos y de vulnerabilidad, así como de la capacidad institucional para integrarlos en los procesos de planificación y seguimiento.