09/12/2025 Noticia

Rebaños por el bosque y repensar el turismo para adaptar los Pirineos a un futuro con menos nieve, incendios emergentes y más sequía

Parc Natural d'Aigüestortes. Autoria: Galdric Mossoll.
Responsable de prensa

Ángela Justamante

Graduada en Biología y comunicadora científica, actualmente responsable de prensa del CREAF, también cuenta con experiencia en proyectos europeos y de divulgación científica.

Los Pirineos se calientan alrededor de un 30% más rápido que la media, según datos del Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC) de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos. Este incremento tiene un gran impacto sobre este paisaje y, entre otras cosas, ha acelerado el deshielo de los glaciares pirenaicos. En Cataluña, por ejemplo, ya no queda ningún glaciar y, en el conjunto del Pirineo, solo sobreviven el del Aneto, el del Monte Perdido y algunos glaciares de la vertiente francesa. Pero este no es el único cambio que vive la alta montaña. El último informe de NEMOR, la red europea de investigación en montaña coordinada por el CREAF, advierte que las regiones de montaña europeas también sufren un gran declive demográfico y abandono rural, experimentan un aumento de las sequías y existe un riesgo emergente de incendios forestales, antes poco probables en un entorno con mucha humedad. Ante este nuevo escenario, la ciencia estudia diversas medidas para adaptar los Pirineos tanto a nivel socioeconómico como ambiental. 

Algunas propuestas pasan por diversificar la economía y no depender tanto del turismo de nieve. También reforzar la agricultura, la ganadería y el sector forestal, apostar por pequeñas empresas y cooperativas, y aprovechar la transición digital para aumentar el empleo local, a la vez que se limita un turismo masificado. Otras medidas se centran en conservar especies amenazadas, como el tritón pirenaico, entre otras. Bernat Claramunt, investigador del CREAF, profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y coordinador de NEMOR, trabaja en algunas de ellas. 

Bernat Claramunt CREAF

Esta transición de modelo exige decisiones coordinadas, arraigadas al territorio y pensadas a largo plazo, porque adaptarse al cambio climático quiere decir cuidar al mismo tiempo la naturaleza y la gente que vive en ella

Bernat Claramunt

Cercados virtuales y trufa para aumentar la rentabilidad 

El aumento de la temperatura, las sequías y el abandono rural —que hace que crezcan matorrales y bosque donde antes había prados y cultivos— han creado un cóctel peligroso en unas montañas que ahora afrontan un elevado riesgo de sufrir grandes incendios forestales. De acuerdo con Eduard Pla y Diana Pascual, investigadores del CREAF, ante este escenario es necesario reforzar la actividad agro-silvo-pastoral como herramienta de prevención de incendios, ya que, al generar un paisaje en mosaico, ayuda a mitigar la propagación del fuego.

En esta línea, en el marco de Life Pyrenees4Climate —un proyecto para adaptar los Pirineos al cambio climático, coordinado por el OPCC y cofinanciado por la Unión Europea— ambos investigadores trabajan en medidas para recuperar esta actividad, por ejemplo, promoviendo razas de ganado autóctonas y bien adaptadas a la montaña, como la vaca de la Albera. También están probando nuevas formas de gestionar el ganado con una perspectiva regenerativa, de manera que el rebaño se vaya moviendo de forma planificada por el territorio, aprovechando en cada lugar los pastos en su momento óptimo; “así evitamos el sobrepastoreo y la compactación del suelo”, explica Diana Pascual. Además, la investigadora añade que, ante la expansión del seneci del cap en el Alt Empordà, se está evaluando su distribución y cobertura en una zona experimental para conocer su efecto sobre los pastos y el ganado. 

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También estamos testeando cercados virtuales para que sea más eficiente y económico para los ganaderos controlar el rebaño

Diana Pascual

Algunos espacios piloto del proyecto en los Pirineos donde se están trabajando estas medidas son las estivadas de la Reserva de la Biosfera de Irati en Navarra, el Parque Natural de la Albera en Cataluña, la Finca Experimental La Garcipollera en Aragón, el Vallée de Soule en Nueva Aquitania y la Basse Cerdagne en Occitania, junto con otras entidades como la Universidad Pública de Navarra (UPNA), el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) y la Association of Chambers of Agriculture of the Pyrenees (ACAP). 

En cuanto a la actividad agrícola, desde el proyecto también se trabaja para recuperar e introducir variedades que se están perdiendo de frutos rojos como las frambuesas, hongos como la trufa y plantas aromáticas como el ajenjo, el orégano, la salvia, el romero y la mejorana. Estas actividades se desarrollan junto con el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA).

Otro eje clave del proyecto para hacer más resiliente la economía de montaña es mejorar el comercio de productos pastorales tanto alimentarios, como la carne, como secundarios, como la lana. En este caso, las acciones se desarrollan con el apoyo de entidades como la AECT Pirineos-Pyrénées y la Agence des Pyrénées

Eduard Pla CREAF

Con el proyecto también buscamos los puntos adecuados donde promover cultivos que pueden dar una buena rentabilidad económica como la trufa

Eduard Pla

Restaurar arroyos y revegetar taludes en las estaciones de esquí 

Bernat Claramunt también apuesta por recuperar la actividad agro-silvo-pastoral y lo engloba todo en el concepto de ‘capital natural’: “este capital incluye los ecosistemas y recursos, como los bosques, los pastos, el agua, la biodiversidad y el paisaje, que sostienen tanto la actividad económica como el bienestar social”, comenta.

Desde esta visión global, propone adaptar el turismo de invierno, muy importante en la mayoría de las regiones de montaña, ya que, con el cambio climático, “habrá menos nieve y los proyectos que dependan en exceso de ella probablemente tampoco serán económicamente rentables”. Por ejemplo, se puede diversificar la oferta turística con actividades como el senderismo interpretativo, la educación ambiental o la valorización del patrimonio cultural. También advierte que es importante mejorar la gestión de los recursos hídricos, “porque en un contexto de futuras sequías, hay que prever posibles conflictos en el uso del agua”.

Otras acciones concretas que el investigador trabaja para fomentar el capital natural pasan por las estaciones de esquí. Por ejemplo, revegetar taludes degradados con especies autóctonas o restaurar ríos y arroyos. 

Colaboración transfronteriza 

Este tipo de propuestas, sin embargo, solo pueden ser efectivas si se inscriben en una estrategia coordinada a escala de todo el Pirineo, donde la comunidad científica, política y técnica llegue a consensos. En esta línea, algunas de las medidas de Life Pyrenees4Climate se han recogido recientemente en un Dictamen ante los riesgos naturales y climáticos en los Pirineos, fruto del consenso entre la comunidad científica y técnica. Este Dictamen se presentó en el 43.º Consejo Plenario de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos (CTP) e incluye un conjunto de 16 recomendaciones de gestión para hacer frente a los incendios y a su riesgo creciente.

Otras propuestas sobre economía y adaptación de montaña también aparecen en la Declaración de Puigcerdà, que se hizo pública el año pasado y que recoge, en concreto, 25 propuestas para garantizar la prosperidad de las economías de montaña de Europa

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“Las montañas no se pueden gestionar por partes, sino como sistemas socioecológicos vivos, donde debe encontrarse un equilibrio entre la naturaleza, la economía y las personas. Esta gestión también debe realizarse de manera colaborativa entre los distintos ámbitos y países implicados”, resume Bernat Claramunt. El investigador también está involucrado en otros proyectos y redes de montaña que buscan adaptarla a los retos más urgentes como MountResilience y EarthWatch Wildlife in the Andorran Pyrenees (II). Recientemente también ha comenzado CLIMB, un proyecto financiado por el programa Erasmus+ y en el que participa a través de la UAB, esta iniciativa busca empoderar a las mujeres en zonas rurales y de montaña

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