26/07/2025 Reportaje

Regeneración forestal en el siglo XXI: ¿qué nos ha enseñado el incendio de Òdena?

Responsable de comunicación social

Marina Torres Gibert

Bióloga ambiental especializada en comunicación científica. Me apasiona explicar la ciencia a la sociedad de forma atractiva y comprensible.

El 26 de julio de 2015 las comarcas del Anoia y el Bages sufrieron un incendio que quemó 1.235 ha. Ahora, una década después, el paisaje no es tal y como se esperaba. Lo que debería ser un pinar de pino carrasco bastante apretado es un paisaje abierto, dominado por matorrales y algunos pinos y encinas. ¿Por qué este bosque se está regenerando de otra forma?

Parte de esta superficie quemada eran bosques de pinos jóvenes, también conocidos como vástagos, que se habían regenerado después de un incendio en agosto de 1986. El fuego quemó 15.882,30 hectáreas en los bosques de alrededor de Montserrat, Bages y Berguedà y se recuerda como uno de los incendios más graves. Aquellos bosques se recuperaron rápido: los piñones germinados después del incendio crecieron de forma masiva hasta el punto de formar grandes “alfombras” de pinetones, sin apenas dejar espacio uno con otro, una estructura de paisaje que tampoco es la más idónea y que, de hecho, ya se ha estudiado cómo gestionarla . Ahora, una década después del incendio de Òdena, el paisaje no ha seguido el mismo patrón de recuperación .

Una regeneración "diferente" condicionada por la sequía

A ojos del colectivo científico, el incendio de Òdena se considera uno de los grandes incendios del siglo XXI en pinares de Catalunya , marcado por un patrón de regeneración diferente al resto de incendios históricos. "Es un nuevo modelo de respuesta post incendio, donde la sequía se convierte en un factor determinante en la capacidad de los bosques mediterráneos para recuperarse", explica Josep Maria Espelta , investigador del CREAF.

Los datos del CREAF apuntaban que el 70% del terreno que se quemó eran pinares de pino carrasco que disponían de entre 250.000 y 400.000 piñones por hectárea para la regeneración tras el fuego . Sin embargo, el 2016, un año después del incendio, fue especialmente cálido y seco en la Catalunya interior, el segundo más cálido desde 1955, tan sólo superado por el mismo 2015. Concretamente en Anoia, durante la primavera llovió un 30% de lo que sería la media. Esta falta de agua frenó el rebrote de los árboles que habían sobrevivido al fuego , como los robles y encinas, pero también frenó la germinación y el crecimiento de los piñones que se dispersaron después del fuego.

Espelta recuerda que "nos sorprendió ver que el bosque no se regeneraba como lo había hecho 30 años atrás; si en una situación normal habríamos esperado ver hasta 30 mil pinetones por hectárea, esta vez apenas llegó a 1.000 pinetones por hectárea".

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Actualmente, la zona quemada de Òdena es un espacio abierto dominado por arbustos y matorrales. Autor: Galdric Mossoll

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Otra imagen actual de la zona quemada de Òdena. Autor: Galdric Mossoll

Los paisajes más abiertos son una oportunidad para la prevención de incendios

La sequía ha dado lugar a una nueva estructura de paisaje con menos densidad de pinos, pero Espelta apunta que "este cambio no debe ser del todo malo, ya que este tipo de paisajes abiertos favorecen un paisaje en mosaico, que a su vez es más resiliente en los incendios y favorece la biodiversidad". De hecho, hay muchas especies que sacan provecho del paisaje post incendio como el águila perdicera o los insectos polinizadores.

A raíz del incendio de 2015 se impulsaron varios proyectos para gestionar mejor estos nuevos escenarios. Uno de los más destacados fue el proyecto Life Montserrat . Este proyecto aprovechó la transformación del paisaje para introducir ganadería extensiva con el objetivo de mantener los espacios abiertos, reducir el riesgo de futuros incendios y favorecer la biodiversidad. Así, la gestión postincendio no sólo se centró en la regeneración del bosque, sino también en la resiliencia del territorio y su aprovechamiento sostenible.

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Este cambio no debe ser del todo malo, ya que este tipo de paisajes abiertos favorecen un paisaje en mosaico, que a su vez es más resiliente en los incendios y favorece la biodiversidad.

Es necesario plantear la gestión del territorio teniendo en cuenta los efectos de las perturbaciones

Con el cambio climático, las perturbaciones como la sequía serán cada vez más frecuentes e intensas. En este caso, no sólo ha limitado la extensión y densidad de los pinares que se recuperaron del incendio de Òdena, sino que en otros puntos de Catalunya la falta de agua provocó la muerte de muchos árboles .

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El paisaje mosaico incluye terreno forestal de árboles, matorrales y terreno agrícola. Autor: Galdric Mossoll

Los modelos a escala europea predicen que los paisajes serán cada vez más abiertos y las masas forestales estarán menos conectadas entre ellas. Por ello, el investigador del CREAF recuerda que " es importante hacer una gestión alineada con esta nueva realidad e intentar recuperar o mimetizar el tradicional mosaico agroforestal , uno de los paisajes más valiosos tanto a nivel cultural, como para conservar la biodiversidad mediterránea y la resiliencia en los incendios".