En el caso de Barcelona, los huertos escogidos son el conocido como ‘Can Mestres’, el primer huerto municipal de la ciudad, que se fundó en 1997 y se sitúa en Montjuïc, “acoge mayoritariamente a personas mayores y jubiladas y promueven varias acciones para fomentar la biodiversidad, como el programa ‘Flora amiga’”, explica Basnou. El otro es Pla i Armengol, ubicado en el barrio del Guinardó, un huerto comunitario que nació en 2014 gracias a la movilización vecinal; “se trata de una comunidad con personas de todas las edades, así que el espacio se convierte en un punto de encuentro para la educación ambiental, el intercambio de semillas y actividades culturales”, resalta Basnou.
En el caso de Turín se trabajará con Orti Generali y Agrobarriera. En cuanto a Malmö, la investigación se realiza en un huerto comunitario Botildemborg, con una historia muy inspiradora detrás gestionado con usuarios migrantes, con un fuerte componente cultural y gastronómico. “Esta variedad de huertos y comunidades nos permitirá profundizar tanto en la parte sociológica de la investigación como en la ecológica”, comenta Basnou.
En el proyecto también participan la investigadora del IRBio y adscrita al CREAF Yolanda Melero para estudiar la biodiversidad de mariposas en el caso de los huertos de Barcelona. Yolanda coordina desde hace años el Observatorio Ciudadano de Mariposas Urbanas uBMS (urban Butterfly Monitoring Scheme); una red colaborativa de voluntarios que unen esfuerzos para obtener datos sobre las poblaciones de mariposas en las ciudades de Barcelona y Madrid. También la estudiante de doctorado Shichun Ma, que trabajará temas relacionados con protocolos de datos de biodiversidad urbana.