01/12/2025 Opinión

"Hay que declarar la guerra al cambio climático y reorganizar instituciones, territorio, diálogo social, objetivos y medios para ganarla", entrevista a Jaume Terradas, reconocido en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara

Responsable de comunicación

Anna Ramon Revilla

Soy licenciada en Biología (2005 UAB) y Máster en Comunicación Científica y Ambiental (2007 UPF) . Desde 2011 soy la Responsable de Comunicación del CREAF.

El Centro Universitario de Costa Sur de la Universidad de Guadalajara (México) otorga el reconocimiento "Reconocimiento Naturaleza, Sociedad y Territorio 2025" a Jaume Terradas Serra, por su trayectoria en la investigación científica y en la contribución a la formación académica. El premio será concedido por la rectora de la universidad Mtra. Karla Alejandrina Planter Pérez durante el Coloquio Internacional sobre Biodiversidad, Recursos Naturales y Sociedad Ramon Margalef: La ecología en tiempos de crisis que se llevará a cabo el próximo 6 de diciembre en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). La organización ha destacado las contribuciones del fundador del CREAF, que hoy es profesor honorario de ecología de la Universidad Autónoma de Barcelona, en la generación y aplicación del conocimiento dentro del campo de la ecología y de la educación ambiental.

Logo of Feria Internacional del Libro de Guadalajara, in black and white.

Jaume, será toda una experiencia viajar hasta México para recibir este galardón, además harás una charla, ¿verdad?

Sí, voy a participar de poniente en este coloquio que este año contará con figuras internacionales reconocidas de la ecología con las que me hace mucha ilusión coincidir. José Sarukhán Kermez , ecólogo mexicano de prestigio mundial, reconocido por sus contribuciones a la ecología de poblaciones y selvas tropicales, fundador del Instituto de Ecología de la UNAM y de la CONABIO, e impulsor de generaciones de investigadores en conservación y gestión ambiental. También estará Exequiel Ezcurra , ecólogo argentino destacado por su investigación en ecología vegetal, interacciones tierra-mar y políticas ambientales, ex director del Instituto Nacional de Ecología y actualmente director de investigación del Museo de Historia Natural de San Diego.

También es un honor que hayan puesto Ramon Margalef en el título del coloquio maestro y discípulo compartirá un homenaje.

Cada año este reconocimiento internacional lleva el nombre de una personalidad de la región, país o ciudad invitada de honor en la FIL. Este año, la ciudad invitada de honor es Barcelona y por eso el coloquio lleva el nombre de mi maestro, el ecólogo Ramón Margalef, que me consta que también es una gran inspiración para los estudiantes de ecología en México.

Retrato de Ramon Margalef. Imagen: Wikicommons

Viajes a México poco después de la COP30, una cumbre que parece no haber avanzado lo suficiente. Tú que llevas tantos años alertando sobre los riesgos y el futuro de un planeta cada vez más cálido, ¿cómo valoras la trayectoria de estas negociaciones?

En mi primer libro, Ecología hoy (1971), ya recogía el temor de los estudiosos de que las emisiones de CO2 a la atmósfera provocaran cambios en el clima. De hecho, en 1972 se publicó el informe Meadows Los límites del crecimiento , promovido por el Club de Roma, que analizaba varios escenarios económicos y ecológicos, de los cuales la evolución posterior de las emisiones ha seguido lo peor al pie de la letra, en una trayectoria que las 30 reuniones COP y otros no han alterado.

De hecho, si las emisiones han descendido no ha sido precisamente por los acuerdos de las COPs, ¿no?

Exacto. Los únicos pequeños descensos en las tasas de incremento de las emisiones se produjeron en 2008, con la crisis financiera, y en los años de la COVID. Desde 1975, la concentración de CO2 ha pasado de 2.8 a 4.25 ppm . A lo largo de este medio siglo, muchos hemos estado advirtiendo de los riesgos que esto supone y de la necesidad de una transición que abandone los combustibles fósiles y acelere el uso de energías renovables.

Una de las soluciones más efectivas, económicas y recomendadas por el IPCC es el despliegue de las renovables. Es un tema en el que ahora trabajas muy activamente Jaume, explícanos.

Aunque en España las renovables han dado un salto adelante importante, en Cataluña hemos quedado muy atrás. Por este motivo, hace unos años se formó la Asociación Renovem-nos , a la que me sumé con otras muchas voces científicas de renombre. Nuestro objetivo es intentar empujar al país hacia un mucho más decidido esfuerzo en la mitigación de las emisiones y, aún más, en adaptación a los efectos del calentamiento climático, que en el Mediterráneo estará bien por encima de la media mundial.

También participaste en un manifiesto en el que apelaba directamente al Presidente Illa

Sí. Antes ya de la constitución del actual gobierno de la Generalitat, hicimos un manifiesto llamado "La legislatura del no retorno", dirigida al futuro presidente del Gobierno, que acabó siendo Salvador Illa. Los firmantes fuimos numerosos científicos y muchas instituciones académicas, científicas y otras entidades. Hoy, podemos decir que se ha establecido un sólido contacto con el Gobierno.

¿Qué valoras de esta proximidad con el gobierno?

Esta aproximación al Gobierno permite ofrecerle un apoyo con conocimiento científico multidisciplinar, que debe permitirnos hacer bien las cosas y vencer los obstáculos del negacionismo y el retardismo que grandes intereses promueven para mantener el consumo de energías fósiles. Es un apoyo que el actual Govern parece dispuesto a emplear. El jurado del Reconocimiento Paisaje, Sociedad, Territorio Ramon Margalef ha tenido en cuenta entre otras cosas mis tareas de promoción de estructuras y educación a todos los niveles para aumentar el impacto del conocimiento científico en la sociedad y en la gobernanza.

¿Ha habido avances el último año en el ámbito del despliegue de renovables en Cataluña?

Sí, hay que celebrar que hace muy poco el Parlamento de Cataluña ha aprobado la reforma de la normativa de las energías renovables que, esperamos, desencallará muchos proyectos que llevan años esperando y permitirá generar nuevos, para estimular la adecuación de la red eléctrica, la disponibilidad de baterías adecuadas y las instalaciones de paneles solares y aerogeneradores.

¿Somos conscientes de la magnitud de la crisis climática?

El mundo todavía no es suficientemente consciente de lo que supone la emergencia climática. Aún tenemos que darnos cuenta de que nos encontramos ante retos como nunca habían tenido que resistir las sociedades modernas, urbanas e industrializadas, y que en países enteros, en el sur global, la gente se encuentra ya entre el hambre y la migración obligada. Hay que tomar conciencia de que el clima influye en prácticamente todo , desde la producción de alimentos y la salud de las personas, a los usos del suelo (pérdida de zonas cultivables, de espacios litorales como playas o deltas por la subida del nivel del mar), los riesgos de catástrofes (sequías largas e intensas, huecos e intensos, incendios frecuentes, temporales de mar, etc.), procesos de autoaceleración (fusión de los hielos y reducción del albedo terrestre, cambios en las corrientes marinas, etc.). También influye en las economías y, por tanto los puestos de trabajo y en los sistemas financieros, con el riesgo de quiebra de los seguros, etc.

¿Por qué cuesta tanto accionar la lucha contra el cambio climático Jaime? ¿Qué está fallando en la gestión de esta crisis?

Necesitamos buenas políticas de mitigación y adaptación, a la vez que pedagogía, basadas en el conocimiento científico , para vencer las tácticas obstruccionistas de los intereses económicos que sólo ven el corto plazo y que lanzan constantemente mensajes con pretendidas soluciones fáciles pero falsas.

Y esto en un mundo cada vez más superpoblado.

Correcto. En el curso de mis ochenta años de vida, la población mundial se ha multiplicado por más de tres, y se ha establecido sobre todo en ciudades. Un fenómeno explosivo, pero que nos hace más vulnerables, ya que las ciudades dependen de importar agua, alimentos y energía en enormes cantidades, y estos abastecimientos pueden fallar por efectos directos o indirectos de los cambios climáticos. Otro factor de vulnerabilidad son las epidemias, en especial las zoonosis víricas de las que la COVID nos dio una muestra.

Y aquí, en la cuenca mediterránea tenemos doble trabajo, reducir la emisión de gases de efecto invernadero, pero al mismo tiempo adaptarnos. ¿Qué significa que debemos adaptarnos?

Los efectos del cambio climático no serán iguales en todo el mundo . La temperatura sube más rápido en algunas regiones geográficas, y una de las más afectadas es la región mediterránea. Debemos abandonar los combustibles fósiles, pero no podemos decidir sobre si también los abandonará el resto del mundo. Así, habrá que prepararnos por los efectos que ya tiene y tendrá la crisis climática en la cuenca del Mediterráneo. Habrá que pensar y tomar medidas de adaptación que aumenten nuestra resiliencia, medidas que nadie puede tomar por nosotros. La adaptación es una palabra clave para las políticas desde ahora y por tiempo indefinido. Y para hacerlo posible hay que construir consensos, remodelar el sector agro-forestal-ganadero, convencer a la oposición ecologista con actuaciones que deben ser bien hechas y en lugares bien elegidos, pero que son indispensables y que algún sacrificio no sólo económico pueden suponer, explicando que el calentamiento climático, y las sequías y fuegos energías sostenibles. En definitiva, nuestra sociedad debe declarar la guerra al cambio climático y reorganizar instituciones, territorio, diálogo social, objetivos y medios para ganarla. Nos va el futuro del país.

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Jaume, tu trayectoria no ha sido la típica y has tenido que abrir muchos caminos solo, ¿te consideras algo visionario?

Yo siempre me he considerado un servidor público. Cuando me encontré siendo el único ecólogo en una universidad nueva, y sin ningún equipo de ecología terrestre en Cataluña, entendí que lo que se esperaba de mí era que hiciera lo posible por incrementar el conocimiento ecológico con investigación y educación. Dediqué en los primeros años a desarrollar la educación ambiental para las escuelas ya iniciar investigación sobre ecosistemas forestales. Después, vi que la sociedad necesitaba criterios científicos en temas como conservación o incendios forestales y más expertos en temas ambientales, así que promoví la creación del CREAF para aumentar el potencial de investigación y tuve la oportunidad de estar en Madrid en una comisión que abrió una puerta a la creación de estudios superiores interdisciplinares sobre medio ambiente, lleva que expliqué a un grupo de profesor licenciatura, la primera de ciencias ambientales en el Estado español.

Aparte, abriste nuevos caminos también en el ámbito de la ecología urbana, una línea de investigación que todavía sigue hoy en día.

Sí, sentí la necesidad de impulsar la ecología urbana porque creía que las ciudades son los ecosistemas que producen el 80% de la contaminación , con poblaciones desconectadas de la naturaleza, y crecen en todo el mundo. Así, con el Ayuntamiento de Barcelona dirigí el proyecto MAB-UNESCO11-Barcelona, del que salieron varias publicaciones y una exposición por la que pasaron 130.000 personas. Naturalmente, me tocó estar en innumerables comités, grupos de trabajo y juntas relacionados con la temática ambiental, desde la educación a la conservación y la gestión del territorio.

Jaume, durante tu trayectoria has recibido muchos reconocimientos, entre ellos la Cruz de San Jorge en 2022. ¿Qué hace que éste que recibirás en México sea especial para ti?

El reconocimiento de la Universidad mexicana de Guadalajara le agradezco especialmente en primer lugar porque me llega de un país lejano, con el que he tenido una relación puntual hace ya muchos años, pero un país que a la vez me está cercano porque acogió a muchos catalanes que se establecieron después de nuestra Guerra Civil, un país que estuvo muy presente en mi niñez por el cine y. Y en segundo lugar, porque este año este reconocimiento lleva el nombre del gran maestro de la ecología catalana (y uno de los mayores de la ecología mundial) Ramon Margalef. Podría añadir que también me es muy grato el listado de personas que me han precedido al recibir la misma distinción, con nombres que he conocido desde hace muchos años por sus trabajos, como Gonzalo Halffter, Arturo Gómez-Pompa, Rodolfo Dirzo, Exequiel Ezcurra o mi contacto directo previo José Sarukhán, o mi contacto directo previo José Sarukhán. De hecho, me produce un agradecimiento especial porque el Reconocimiento no es sólo por un trabajo que se mide en número de publicaciones en revistas de gran impacto, como suele ocurrir, sino porque han considerado, creo, todas estas tareas de servicio en el país.


Jaume Terradas Serra, nacido en Barcelona en 1943, es considerado uno de los ecólogos más destacados de Cataluña. Su trayectoria científica abarca campos como la ecofisiología vegetal, la ecología forestal, la ecología del fuego, los efectos del cambio climático y la ecología molecular. Galardonado con la Cruz de Sant Jordi en 2022, ha escrito varios libros que exploran la relación entre la sociedad y su entorno natural, entre los que destacan Biografia del món (2006) y El carro de heno (2025), además de cerca de 200 artículos centrados en educación ambiental.

Terradas fue pionero en la creación del primer equipo de investigación dedicado a los ecosistemas terrestres en Cataluña y jugó un papel clave en el nacimiento del CREAF, del que fue director durante una década. Es catedrático honorario de Ecología de la Universidad Autónoma de Barcelona y ejerció como primer presidente de la Asociación Española de Ecología Terrestre (AEET). También fue vicepresidente de la Institución Catalana de Historia Natural (ICHN) y dirigió los departamentos de Ecología y de Biología Animal, de Biología Vegetal y de Ecología (BABVE) de la misma universidad. Además, participa activamente en comités, juntas y patronatos vinculados a la investigación, conservación, educación y gestión ambiental.

Este galardón va dirigido a personas que han realizado grandes aportaciones a la práctica de la conservación de la biodiversidad, de los recursos naturales y de la gestión ambiental, no sólo por la trayectoria en la investigación científica, también por la contribución a la formación académica dentro de estos campos y al desarrollo de instituciones y estrategias sociales alternativas orientadas a la sostenibilidad.