Ciencia para un Pacto de Estado ambicioso y duradero frente a la emergencia climática

Para que este Pacto sea realmente transformador, debe reconocer a la ciencia como un pilar esencial en todas sus fases: negociación, redacción, implementación y evaluación.

• La ciencia debe ser el motor que oriente las medidas, evitando que el Pacto se limite a una declaración de intenciones.
• El Pacto debe sostenerse mediante un sistema de I+D+I sólido, y bien financiado, para garantizar independencia.
• La consolidación de la interfaz ciencia–política es clave, con estructuras permanentes a nivel estatal y autonómico, financiación estable, intermediarios especializados y un cambio cultural que dé más peso a la evidencia en la toma de decisiones.
• La desinformación se debe combatir con medidas específicas para promover una cultura científica y ambiental en todos los niveles educativos y garantizar una ciudadanía informada. 

El Pacto de Estado debe ser un acuerdo amplio y duradero, basado en un consenso político estable capaz de trascender legislaturas y coyunturas, y que garantice la continuidad de las políticas climáticas. 

• Las medidas deben ser ambiciosas, contemplar tanto la mitigación como la adaptación, estar plasmadas en políticas estructurales reales, y contar con objetivos verificables a corto, medio y largo plazo.
• Se debe buscar un cambio de perspectiva que reconozca la complejidad del reto, afrontándolo con soluciones diversas, adaptadas a cada territorio y a distintas escalas de tiempo.
• La participación activa y coordinada de las comunidades autónomas es primordial, asegurando que las medidas del Pacto se implementen de forma coherente y adaptada a cada realidad regional. 

La biodiversidad debe ser un eje transversal del Pacto, conservarla y restaurarla es imprescindible para garantizar la resiliencia de España ante la emergencia climática. 

• Las acciones de prevención y restauración deben poner a la naturaleza en el centro y como base de nuestro bienestar, incorporando la gestión planificada y sostenible de los bosques para reducir el riesgo de incendios catastróficos, la gestión participativa de las cuencas hidrográficas para mitigar sequías e inundaciones, y la agricultura regenerativa para aumentar la resiliencia de los sistemas rurales.
• La aplicación de soluciones basadas en la naturaleza para asegurar ciudades resilientes y adaptadas a olas de calor y fenómenos climáticos extremos deber ser prioritaria.
• La perspectiva de la naturaleza deber ser transversal Y compartida entre los diversos sectores, reconociendo que la conservación y restauración de la biodiversidad es imprescindible para alcanzar los objetivos del Pacto. 

Desde el CREAF reiteramos nuestro compromiso con la acción climática y recordamos que un Pacto de Estado solo será efectivo si es estructural, ambicioso, está sustentado en la ciencia y cuenta con los recursos suficientes para su implementación.