Estos días estamos conmocionadas por las inundaciones que ha causado la DANA en Valencia, Castilla la Mancha, Murcia y Andalucía, entre otras regiones. Una DANA –el acrónimo de Depresión Aislada en Niveles Altos– es un fenómeno meteorológico habitual en el mediterráneo, que también se conoce como gota fría, pero ahora se está volviendo mucho más virulento por culpa del cambio climático y ya estamos viendo las graves consecuencias.

El pasado viernes, el CREAF fue reconocido por el Cuerpo de Agents Rurals con una distinción especial por su labor en el proyecto de seguimiento del estado de salud de los bosques de Catalunya, el Deboscat.

En la Isla de El Hierro, en Canarias, el agua es un bien escaso y sus habitantes se las han tenido que ingeniar para conseguirla a lo largo de la historia. Una de las maneras más antiguas era el árbol Garoé (Ocotea foetens), que, como otros árboles que viven rodeados de niebla y humedad, atrapa las pequeñas gotitas de agua, así, la población almacenaba las gotas que caían desde las hojas en un pozo.

Ocre, granate, marrón, dorado... son los colores que más nos hacen pensar en el otoño, porque son las tonalidades que cogen las hojas de los árboles cuando llegan los meses de octubre y noviembre. ¿Qué hace que haya ese cambio de color? ¿Por qué las hojas pasan del verde al marrón antes de caer? La clave está en la clorofila, ¡os lo explicamos!

La doctora Laia Pellejà, nueva directora de la Institución de los Centros de Investigación de Catalunya (CERCA), ha visitado el CREAF en el marco de su recorrido institucional por los centros de investigación catalanes. Durante la visita, Pellejà se ha reunido con el equipo directivo del CREAF, que le ha presentado sus proyectos más destacados, así como los logros recientes en gestión de la investigación.

Por segundo año consecutivo, el CREAF y VERIFICAT irrumpirán en las clases de secundaria de Barcelona para desmontar las informaciones falsas que circulan especialmente en las redes sociales sobre la crisis climática y la pérdida de biodiversidad.

Cada lago es un pequeño universo: vive fauna y flora propia, se desarrollan unos microorganismos u otros y el agua tiene su salinidad y temperatura específicas. Esta variedad de características hace que los lagos mejoren la resiliencia de los ecosistemas en los que se encuentran y aporten un montón de beneficios para la sociedad, como la regulación del ciclo del agua. Sin embargo, los lagos son también el foco de muchas actividades humanas y están expuestos gravemente al calentamiento global.

Las iniciativas de ciencia ciudadana son cada vez más valiosas para monitorear el estado de salud ambiental de las ciudades. El proyecto europeo CitiObs busca forjar alianzas con hasta 30 observatorios ciudadanos para que su impacto traspase fronteras y sus observaciones sean más fiables y accesibles para la toma de acciones y decisiones políticas a escala local, nacional y global.

La trascendencia de la COP16 –la conferencia mundial de Naciones Unidas sobre biodiversidad que comienza esta semana en Cali (Colombia)– está estrechamente ligada a los acuerdos históricos del Kunming-Montreal Global Biodiversity Framework (GBF) firmados en la anterior edición, hace ahora dos años. En la 16a.