El CREAF ante los conflictos armados

Los hechos hablan por sí mismos: este 2024 el mundo ha alcanzado el mayor número de conflictos armados de la última década, según el informe Alerta, y esto es responsable de gran número de catástrofes humanitarias (hay actualmente más de 120 millones de personas desplazadas por las guerras en el mundo) y también ambientales. Esto nos lleva a posicionarnos, cosa nada fácil para un centro de investigación que debe centrar sus esfuerzos en la creación y difusión de conocimiento sobre su especialidad, en este caso la ecología. Consideramos que es necesario posicionarnos porque creemos en el impacto positivo que tiene nuestra ciencia a la hora de mantener un planeta habitable y de impulsar un futuro donde la naturaleza y la humanidad prosperen juntas, y porque somos conscientes de las consecuencias nefastas que tienen estos conflictos sobre las comunidades y el territorio en el que se producen, pero también sobre sus sistemas académicos y de investigación.
Rechazamos toda guerra y nos solidarizamos con los pueblos que las padecen. Ya lo hicimos con Ucrania, recientemente noticia de nuevo por la intensificación del conflicto bélico con Rusia. Nos añadimos a las voces nacionales e internacionales que reclaman un paro del ataque armado y exigen respeto por la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, y nos solidarizamos especialmente con las científicas y científicos que han tenido que detener su investigación o que han tenido que huir del país.
Queremos hacer una mención concreta a la guerra en Palestina, que afecta especialmente a la región de Gaza pero también a Cisjordania, sometidas a una ocupación por parte de Israel. Una reciente investigación de Amnistía Internacional concluye que la población palestina está sufriendo un genocidio a manos de Israel, un delito que investiga la Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas de La Haya, sobre el que ha exigido a Israel que no viole la Convención sobre genocidio. En consecuencia, el CREAF se adhiere al comunicado de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y al de la Associació Catalana d’Universitats Públiques (ACUP) respecto a esta guerra. Y pide una resolución del conflicto basada en la cultura de paz, el respeto por los derechos humanos, la cooperación, la convivencia y el respeto a la soberanía de los pueblos, así como al reconocimiento de la legalidad internacional. En paralelo, el CREAF se compromete a no colaborar a partir de ahora con instituciones vinculadas al gobierno de Israel mientras éste fomente la cultura de la guerra y revisar sus acuerdos de colaboración con universidades, empresas y centros de investigación israelíes que no expresen un claro compromiso con la paz, el derecho internacional y los derechos humanos. En consonancia con su estrategia de integridad en la investigación, el centro también se compromete a impulsar un debate interno sobre los principios éticos que deben guiar esta investigación y una serie de acciones de formación sobre cultura de paz, para garantizar que su investigación y actividad se alineen con los derechos humanos y ambientales.
Acabamos con un recuerdo para otras guerras con menos eco mediático, pero también largamente sangrientas, como las de Siria y Sudán, por citar algunas. Y con el convencimiento de que desde un trabajo sincero para la confianza mutua, el respeto a los derechos humanos la cooperación, el diálogo y la no violencia entre las personas y los estados se puede avanzar hacia la resolución de estos conflictos por la vía de la paz.
Noticias relacionadas

CREAF crea un videojuego para sensibilizar sobre las discriminaciones durante la carrera científica

El Observatorio del Patrimonio Natural y la Biodiversidad actualiza el Índice Planeta Vivo que analiza la pérdida de poblaciones de fauna salvaje en Cataluña
