“En general, lo que vemos es que ambas ciudades tienen lecciones que intercambiar. Por su lado Barcelona podría involucrar durante todo el proceso a las comunidades educativas; en el caso de Utrecht podría adoptar el modelo de financiación pública, que reduce las desigualdades”, explica Arjen Buijs, profesor de la Universidad de Wageningen. En cuanto a los retos comunes, el equipo destaca que deben encontrarse formas más efectivas de implicar a los niños y confiar más en su capacidad de compresión y expresión. También prestar atención a aquellos con diversidad funcional para responder mejor a sus necesidades, por ejemplo, la disposición de los elementos de un patio puede influir en cómo una niña con autismo se relaciona con sus compañeros. Otro desafío es convencer a los adultos de los beneficios de estos cambios: “algunos aún perciben el juego con barro como algo poco higiénico o subir en los árboles como algo peligroso”, añade la experta.
Para realizar el estudio, se ha utilizado una metodología comparativa cualitativa entre Barcelona y Utrecht, basada en el análisis de documentos oficiales y entrevistas a actores clave –ayuntamientos, ONG y representantes de las escuelas-, y se han complementado con el seguimiento de estos procesos. En cuanto al alcance, en Barcelona se han analizado programas como Climate Shelters (2019), que transformó los patios de 10 escuelas en barrios con poca infraestructura verde, y el posterior Transforming the Schoolyards, que en 2021 alcanzó a 12 c entros y en 2022 sumó 17 más, hoy en día continúa esta iniciativa. En Utrecht, la investigación se ha centrado en los patios apoyados por la subvención municipal Greening the Schoolyard, que financia la transformación de diez colegios al año, junto a iniciativas impulsadas por ONG como IVN Natuureducatie y Jantje Beton.
El equipo también destaca que “una ciudad que funciona para los niños funciona para todos”, así que los gobiernos que impulsan estrategias de participación infantil abren, al mismo tiempo, la puerta a la inclusión de otros grupos vulnerables. “Eso sí, para llevar a cabo esta transformación deben integrar a las escuelas y a la comunidad educativa en la planificación urbana, promoviendo un diálogo con especialistas como pediatras, biólogos o arquitectos”, finaliza Basnou.
Artículo de referencia: Jeanroy, C., Rodela, R., Basnou, C., Venner, K., & Buijs, A. (2025). Inclusive urban planning for and with children: planning green playgrounds in Barcelona and Utrecht. European Planning Studies, 1–20. https://doi.org/10.1080/09654313.2025.2546938