A veces las especies exóticas sufren mutaciones que les permiten adaptarse a nuevos sitios donde antes no podían. Esto está pasando de forma muy probable con la avispa asiática, porque cada vez la encontramos en nuevos espacios.
La avispa asiática, científicamente conocida como Vespa velutina spp. nigrithorax , es una especie exótica e invasora en Europa que se está expandiendo como la pólvora. Es originaria del sudeste asiático -desde China a Indonesia-, y llegó a Europa a principios de siglo XXI a través de un contenedor marítimo. Concretamente, se detectó por primera vez en el puerto de Burdeos (Francia) en 2004, dentro de un cargamento de cerámica procedente de China.
A partir de entonces empezó a extenderse por gran parte de Francia y alguna región del sur del Reino Unido, Bélgica, Países Bajos, Alemania e Italia. No tardó en llegar a la Península Ibérica, donde en 2010 se detectó por primera vez en Navarra y desde entonces ha ido conquistando nuevos territorios en España.

Mapa de la expansión de la Vespa velutina en España. Fuente: GBif
La avispa asiática se ha instalado con mucha mayor facilidad y rapidez en las regiones más húmedas y de clima suave de la península Ibérica , que corresponden a las comunidades autónomas del norte como Galicia, Navarra y Cataluña. En cambio, en las áreas más áridas o cálidas como Almería o Madrid todavía no ha llegado. Sin embargo, " a veces las especies exóticas sufren mutaciones que les permiten adaptarse a nuevos lugares donde antes no podían . Esto, está pasando de forma muy probable con la avispa asiática, porque cada vez la encontramos en nuevos espacios" comenta Joan Pino, director del CREAF y coordinador de la iniciativa de seguimiento de especies exóticas e invasoras de Catalunya EXOCAT.
A escala de Cataluña, la primera detección de avispa asiática se dio en el Alt Empordà y el primer nido en la Garrotxa en 2011. A partir de entonces, siguiendo la misma tendencia que en el resto de la península, se extendió rápidamente por las comarcas más húmedas y con climas suaves. Actualmente se considera establecida en las provincias de Girona y Barcelona y poco a poco va ganando terreno en las comarcas tarraconenses y leridanas.
¿Cómo reconocer una avispa asiática?
La avispa asiática es una de las más grandes que podemos encontrar en la Península Ibérica. Puede llegar a medir hasta tres centímetros de largo. Aunque nos pueda sorprender su considerable tamaño, en Europa y la Península Ibérica tenemos dos avispas aún mayores pero poco recurrentes: la avispa chana que puede llegar a los 3,5cm, y la avispa de gallet que puede alcanzar los 4 centímetros de largo.
Tal y como indica su nombre científico (Vespa velutina spp. nigrithorax) su cuerpo es casi completamente negro, con la excepción de un anillo amarillo en la parte superior del abdomen y una franja anaranjada en la parte posterior . La cara y los extremos de las patas son también de color amarillo.
Infografía para la identificación de la avispa asiática.
Donde hace los nidos la avispa asiática
La avispa asiática es social , y como todas las avispas sociales en Europa, forma colonias temporales que se extinguen a finales del otoño, con la llegada del frío. El ciclo biológico típico de la colonia puede dividirse en cuatro fases bien diferenciadas, que pueden variar en función de los factores ambientales.
Las reinas fecundadas pasan el invierno en letargo en agujeros bajo tierra o en cavidades dentro de troncos. Hacia el mes de febrero emprenden el vuelo y comienzan una breve etapa solitaria en que cada una de ellas produce, en lugares resguardados, un nido primario o embrionario, realizado a partir de fibras de madera masticada. Dentro de este nido la reina construye pocas celdas en las que criará un pequeño número de obreras.
Las primeras obreras que nacen en el nido embrionario progresivamente asumen las tareas de construcción, recolección, limpieza, alimentación y atención de las demás crías, mientras la reina, poco a poco, se limita a sólo poner huevos. Este avispero crecerá un poco más, acumulando más crías, hasta que de repente queda pequeño. Es entonces cuando un grupo de obreras busca un nuevo emplazamiento para construir un segundo avispero, este sí, de forma ovalada y grandes dimensiones , a menudo en las copas de los árboles, pero últimamente también en construcciones humanas y cerca de zonas urbanas.
Durante los meses de primavera y verano, dentro de este avispero, las obreras irán creando celdas y más celdas para albergar los huevos que produce la reina, hasta llegar a acoger a miles de individuos.
A finales de verano las obreras construyen en el avispero unas celdas especiales, destinadas a criar machos y hembras , no nuevas obreras. Esta nueva tanda de crías “sexuadas” emprenderán el vuelo a finales de otoño y se emparejarán fuera del avispero. Los machos morirán poco después de haber fecundado a las hembras, y éstas ya no volverán a entrar al avispero. A partir de entonces, la reina original muere y esto detiene el crecimiento del avispero. Con la llegada del frío intenso, las obreras también empiezan a morir y finalmente el nido queda abandonado para siempre.
Las hembras fecundadas no vuelven al avispero donde han nacido, sino que buscan un escondite al abrigo donde pasar el invierno, ya sea en cavidades en los árboles o agujeros bajo tierra.
No será hasta finales de invierno que volverán a emerger y se convertirán en las nuevas reinas que, solas, construirán un nido primario para reiniciar el ciclo.
Ciclo vital de la avispa asiática. Infografía: Galdric Mossoll
Qué hacer si encuentras un nido de avispa asiática y a quien avisar
Durante los meses de otoño e invierno, cuando caen las hojas de los árboles, es cuando se pueden observar mejor los nidos secundarios de la avispa asiática.
En caso de localizar a uno, en primer lugar, protégete en caso de que se encuentre muy cerca de la zona de paso o poblaciones humanas. Si es así, se notificará su presencia a las administraciones locales competentes en cada caso, y nunca se intentará eliminar sin la indumentaria y herramientas adecuadas.
A finales del año 2020 las cuadro diputaciones catalanas promovieron de forma coordinada la aplicación y plataforma online SITMUN – avispa asiática: un sistema de registro de información georeferenciada de nidos y avisperos de avispa asiática, a disposición de toda la ciudadanía y los entes locales de Cataluña. SITMUN permite el mantenimiento constante de toda la información relacionada con los nidos de avispa asiática y distingue entre datos actuales y datos históricos según la actividad, el riesgo, la tipología y las actuaciones que se han realizado en cada caso.
La gran expansión de avispa asiática en el país hace que cada vez se observen más nidos cerca de núcleos urbanos, lo que puede acarrear la saturación del sistema de gestión y eliminación. Ante esta situación, las administraciones competentes priorizan la retirada de los nidos que puedan generar un riesgo más evidente en la población.
El impacto ecológico de la avispa asiática
Las invasiones biológicas constituyen uno de los componentes más importantes del actual cambio global y una amenaza para la conservación de la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas. En el caso de la avispa asiática, el impacto ecológico más relevante recae sobre las poblaciones de abejas de la miel ( Apis melifera ) y otros insectos polinizadores, ya que es con lo que las obreras alimentan las larvas de la colonia. Los individuos adultos se alimentan de néctar y otras sustancias azucaradas como la fruta madura o la melaza. Durante el otoño, que es el momento en que el número de avispas adultas es mayor, algunos cultivos de frutales también pueden verse afectados.
Su llegada ha provocado un gran impacto en el sector apícola. La avispa no sólo depreda a las abejas, sino que también provoca estrés constante a las obreras, que les impide salir a recolectar. Como consecuencia, consumen sus propias reservas de miel y esto hace que la colonia pueda colapsarse con mucha más facilidad durante el invierno. Sin embargo la Vespa velutina no es el único factor de declive de las poblaciones de abeja de la miel. A mediados del siglo XX, llegó a Europa un ácaro parásito llamado Varroa desctructor que se alimenta de la hemolinfa, tanto de las larvas como de las abejas adultas. Al parasitarlas se convierte en vector de múltiples infecciones víricas y bacterianas, convirtiéndose en un cóctel mortal para muchas colonias.
Estas alteraciones de las poblaciones de los polinizadores pueden tener un efecto en cadena sobre algunas especies de plantas que dependen de su presencia, así como sobre otros depredadores o competidores en el ecosistema.
¿Qué se está haciendo para controlar su expansión?
Las invasiones biológicas han experimentado un fuerte aumento en todo el mundo en las últimas décadas. La globalización de la economía -con un incremento constante del movimiento de personas y mercancías-, el cambio climático y la urbanización son sus principales causas.
Cuando una especie exótica se establece en un nuevo territorio, erradicarla resulta prácticamente imposible , y la avispa asiática no es una excepción. Sin embargo, lo que sí puede hacer es intentar minimizar su impacto. Por ejemplo, neutralizar y eliminar avisperos activos durante el verano para reducir localmente los impactos sobre la apicultura y la salud pública en nidos cercanos a zonas habitadas. En cambio, intervenir cuando caen las hojas de los árboles y la llegada del frío, no tiene ninguna utilidad porque los nidos ya están vacíos y las nuevas reinas se han dispersado y permanecen escondidas para hibernar.
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Situar nuevos focos en el mapa para mejorar su gestión
El control de las especies invasoras es un reto complejo en el que deben adaptarse las actuaciones a cada situación concreta. No todas las especies ni todos los territorios presentan el mismo nivel de riesgo; por ello, las estrategias de gestión deben ajustarse al estado de invasión, a la capacidad de expansión de cada organismo ya la gravedad de los impactos que genera . A partir de estos criterios, los expertos definen tres grandes líneas de actuación: la prevención de nuevas invasiones -la más efectiva de todas-, la detección precoz y la respuesta rápida ante focos incipientes para evitar que se extiendan a nuevos territorios, y el control de las invasiones ya consolidadas. En el caso de la avispa velutina, las actuaciones se centran principalmente en estas dos últimas líneas.
En Cataluña, desde hace una década el CREAF coordina el proyecto de seguimiento de especies exóticas e invasoras EXOCAT , financiado por el Departamento de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica de la Generalitat de Catalunya. Se trata de una herramienta científica clave que permite la elaboración de mapas y modelos de riesgo de invasión y que sirven de base para la estrategia de gestión y control.
El proyecto lo coordina el director del CREAF Joan Pino, junto a Marc Riera y Roser Rotchés. El equipo alerta sobre la necesidad de no confundir los conceptos cuando se habla de especies exóticas, puesto que no todas las especies exóticas acaban siendo invasoras . Una especie exótica es aquella introducida fuera de su área de distribución natural, pero sólo se considera invasora cuando logra establecerse, expandirse y generar impactos negativos sobre los ecosistemas, la economía o la salud pública, como ejemplifica el caso de la avispa asiática.