El suelo lleva a cabo funciones ecosistémicas centrales, como la producción de alimentos y de biomasa, el reciclaje de nutrientes o el sostenimiento de la biodiversidad de los ecosistemas terrestres. El suelo también contribuye a la regulación climática a través del secuestro de carbono en forma de materia orgánica y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, como el CO2 o el N2O. Además, tiene un papel fundamental en la regulación del ciclo hídrico, gracias a la retención de agua, en la degradación e inmovilización de contaminantes, que nos permite la provisión de aire, suelos y aguas limpios, y en el sostenimiento de las actividades y construcciones humanas.
Por ello, el papel del suelo en la producción alimentaria y forestal y la regulación del clima son áreas de investigación clave en un contexto de crecimiento de la población humana mundial y de cambio en los patrones climáticos y de usos del territorio. La degradación edáfica como resultado de actividades antrópicas afecta a amplias zonas del mundo e impacta directamente sobre las funciones de los suelos, impulsando tanto la necesidad de prevenir la degradación mediante la adopción de prácticas de gestión sostenibles como la mejora de las tecnologías de restauración de suelos degradados.
Date de alta en el Newsletter para recibir todas las novedades del CREAF en tu mail.
Date de alta en nuestro Newsletter par recibir todas las novedades del CREAF en tu email
PATRONATO
DISTINCIONES
MIEMBROS DE
CON EL APOYO DE