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Las emisiones de CO2 registran un récord en 2017 después de tres años de estancamiento

El Global Carbon Budget 2017 ha analizado las fuentes de emisión y los sumideros de carbono a nivel mundial. Este año el investigador Benjamin Stocker del CREAF ha colaborado en el informe aportando y preparando datos sobre cómo el cambio en el uso que damos al territorio ha afectado las emisiones de CO₂.

Font: Pixabay (CC0)
Fuente: Pixabay (CC0)

Después de tres años de estancamiento, las emisiones globales provenientes de los combustibles fósiles y la industria que provocan el efecto invernadero crecerán un 2% este 2017. Con ello llegaremos a un nuevo récord de 37.000 millones de toneladas de dióxido de carbono emitido. Esta es la conclusión del Global Carbon Budget 2017, el informe anual coordinado por el Global Carbon Project que lidera Pep Canadell en el que han participado 80 científicos de 15 países diferentes. Este año, uno de ellos es investigador del CREAF: Benjamin Stocker ha participado en el informe con la aportación de datos sobre cómo el cambio de los usos que le damos al territorio hace variar las emisiones de CO₂ en la atmósfera.

La subida viene después de un notable período de tres años durante el cual las emisiones globales de CO₂ apenas han crecido, a pesar del fuerte crecimiento económico mundial. Por ello, las cifras de este año sugieren que el esperado pico máximo global de las emisiones (el pico tras el que las emisiones de efecto invernadero comenzarían a disminuir), aún no ha llegado.

El presupuesto global del carbono (Global Carbon Budget), que ya cumple 12 años, reúne científicos y datos climáticos de todo el mundo para desarrollar la imagen más completa disponible sobre las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

En una serie de tres documentos, el informe 2017 del Global Carbon Project evalúa los cambios que ha habido en las fuentes de emisión de gases de efecto invernadero de la Tierra y en sus sumideros de CO₂, tanto naturales como inducidos por el ser humano. Todo exceso de CO₂ restante a la atmósfera conduce al calentamiento global.

Benjamin Stocker, del CREAF, ha participado en el informe con la aportación de datos sobre cómo el cambio de los usos que le damos al territorio hace variar las emisiones de CO₂ en la atmósfera.

Creemos que es poco probable que la sociedad vuelva a las altas tasas de crecimiento de las últimas décadas, dado que ha mejorado de forma continuada la eficiencia energética y hemos vivido un rápido crecimiento de las energías con bajo contenido de carbono. Sin embargo, nuestros resultados recuerdan que no nos podemos dormir si queremos cumplir los objetivos del Acuerdo de París, que pide que las temperaturas se estabilicen «muy por debajo de 2 ℃ por encima de los niveles preindustriales». Esto requiere producir emisiones netas globales cero antes de 2050, comenta Pep Canadell, líder del Global Carbon Project.

Tendencias de las emisiones de dióxido de carbono (en Gigatoneladas por año) de los principales emisores (India, Unión Europea, Estados Unidos y China) y de todo el resto. Fuente: Global Carbon Project
Tendencias de las emisiones de dióxido de carbono (en Gigatoneladas por año) de los principales emisores (India, Unión Europea, Estados Unidos y China) y de todo el resto. Fuente: Global Carbon Project

Tendencias nacionales

El factor más significativo que marca el crecimiento global de emisiones este 2017 es el aumento del 3,5% previsto de emisiones por parte de China. Este es el resultado de una mayor demanda de energía, particularmente del sector industrial, junto con un descenso del uso de la energía hidráulica provocado por la bajada de la lluvia a niveles por debajo de la media. El consumo de carbón de China creció un 3% y el petróleo (5%) y el gas (12%) continuaron aumentando. El crecimiento de 2017 puede ser resultado del estímulo económico del gobierno chino y no puede continuar en los próximos años según los autores del estudio.

Los Estados Unidos y Europa, el segundo y el tercer emisores más importantes, continuaron su disminución de las emisiones, pero no a tan buen ritmo en 2017.

En Estados Unidos, la desaceleración proviene de un descenso del uso del gas natural debido a la subida de precios, de la pérdida de su cuota de mercado en las renovables y, en menor medida, del carbón. Es importante destacar que durante el 2017 ha sido la primera vez en cinco años que se prevé que el consumo de carbón de EE.UU. aumente ligeramente (aproximadamente el 0,5%).

La UE ha tenido tres años (incluido en 2017) con poca o ninguna disminución de las emisiones, ya que la disminución del consumo de carbón se ha visto compensada por el crecimiento del petróleo y del gas.

De manera inesperada, las emisiones de CO₂ de la India crecerán sólo un 2% este año, en comparación con un promedio de 6% anual durante la última década. Esta tasa de crecimiento reducido es probable que sea de corta duración, ya que se asoció a una reducción de las exportaciones, una menor demanda de los consumidores y una caída temporal de la circulación de divisas atribuible a la desmonetización a finales de 2016.

Sin embargo, a pesar del auge de este año, las economías ahora se descarbonizar con una inercia que era difícil de imaginar hace sólo una década..

Ahora, hay 22 países, para los que las emisiones de CO₂ han disminuido durante la última década, mientras que sus economías han continuado creciendo. En el pasado se veía con preocupación que algunos países simplemente movían sus emisiones fuera de sus fronteras. Pero desde 2007, han disminuido las emisiones totales subcontratadas para países con objetivos de emisiones en virtud del Protocolo de Kyoto (es decir, los países desarrollados, incluidos los EE.UU.).

Esto sugiere que las tendencias a la baja de las emisiones de la última década se ven impulsadas porque hay cambios reales en las economías de los países y en sus sistemas energéticos, y no sólo por la deslocalización de emisiones.

Otros países, como Rusia, México, Japón y Australia, han mostrado signos más recientes de desaceleraciones, crecimiento plano y trayectorias de emisiones un poco volátiles a medida que persiguen una serie de políticas climáticas y energéticas diferentes en los últimos años.

Sin embargo, la presión está activada. A 101 países, que representaban el 50% de las emisiones globales de CO₂, las emisiones aumentaron a medida que las economías crecieron. Muchos de estos países dirigirán sus esfuerzos futuros en un desarrollo económico durante los próximos años.

Mirando hacia el futuro

Durante tres años continuados de emisiones «planas» -y específicamente durante 2015-16- la acumulación de CO₂ en la atmósfera creció a un nivel récord que no se había observado previamente durante el medio siglo que hace que existen medidas.

Es bien sabido que durante los años que hubo el fenómeno climático de El Niño, como el 2015-16, cuando las temperaturas globales eran más altas, la capacidad de los ecosistemas terrestres para absorber CO₂ (los «sumideros terrestres») disminuía, y por eso el CO₂ sufría un crecimiento y aumentaba su acumulación a nivel atmosférico.

El Niño aumentó las temperaturas en aproximadamente 0,2 ℃. Combinado con niveles récord de emisiones de combustibles fósiles, la concentración atmosférica de CO₂ creció a un ritmo récord de casi 3 partes por millón anuales.

Este evento ilustra la sensibilidad de los sistemas naturales al calentamiento global. Aunque un El Niño caliente no sea el mismo que un clima más cálido sostenido, sirve, sin embargo, como una advertencia sobre el calentamiento global y subraya la importancia de seguir monitoreando los cambios en el sistema terrestre.

La Secretaria Executiva de la Convenció Marc de les Nacions Unides sobre el Canvi Climàtic, a la COP21 de París el 2015, Christiana Figueres . Font: COP21 Paris (CC0 1.0)
La Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en la COP21 de París en 2015, Christiana Figueres. Fuente: COP21 Paris (CC0 1.0)

Sin tiempo para celebraciones

No hay duda de que se ha avanzado mucho y que ahora más actividad económica no significa forzosamente más emisiones de CO₂. Una serie de países de Europa central y del norte y Estados Unidos han demostrado que es posible aumentar la economía y reducir las emisiones.

Otros signos positivos del análisis incluyen que las energías renovables globales han crecido un 14% anual (en gran parte la solar y eólica), y que el consumo global del carbón todavía es inferior a su máximo de 2014.

Estas tendencias, y el compromiso decidido de muchos países de hacer del Acuerdo de París un éxito, sugieren que las emisiones de CO₂ no pueden volver a las tasas de alto crecimiento experimentadas en los años 2000. Sin embargo, la disminución real de las emisiones globales todavía estar fuera de nuestro alcance inmediato, especialmente si hacemos caso de las proyecciones futuras que dejan ver un crecimiento económico más fuerte por el 2018.

Para estabilizar nuestro clima muy por debajo de 2 ºC de calentamiento global, hay que alcanzar lo antes posible el máximo de las emisiones globales (el pico), y poner en marcha rápidamente un gran descenso de las emisiones que nos lleven a las cero emisiones netas hacia el 2050.

 

TheConversation

Este texto es una traducción del artículo original publicado por The Conversation a partir del informe ‘Global Carbon Budget 2017’ realitzado por Pep Canadell (científico del CSIRO, Director Ejecutivo del Global Carbon Project, CSIRO), Corinne Le Quéré (investigadora en el Tyndall Centre for Climate Change Research de la Universidad de East Anglia), Glen Peters (Director de Investigación del Center for International Climate and Environmental Research de Oslo), Robbie Andrew (Investigador Senior al Center for International Climate and Environmental Research de Oslo), Rob Jackson (Director del Departament of Earth System Science, y Director del Global Carbon Project, Stanford University) y Vanessa Haverd (Investigadora Senior al CSIRO).

The Conversation

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