El comportamiento es una de las formas principales en que los animales interactúan con su entorno y determina en gran medida cómo utilizan los recursos y se relacionan con otros organismos. Por su plasticidad, el comportamiento también es uno de los mecanismos más importantes a través de los cuales los animales responden a los cambios ambientales. Mediante de la exploración y el aprendizaje, pueden resolver muchos de los problemas con los que se encuentran en la naturaleza, incluso aquellos que nunca han experimentado antes. A su vez, el ambiente también modela el comportamiento y selecciona aquellas variantes que funcionan mejor. Aún más intrigante resulta el hecho de que, al exponer a los individuos a nuevas presiones de selección, el comportamiento podría estar alterando su propio ritmo de evolución. Por lo tanto, investigar la forma en que los animales se comportan y las decisiones que toman es esencial para comprender muchos aspectos de su ecología y evolución. Sin embargo, nuestro conocimiento sobre cómo el comportamiento puede afectar a la ecología y evolución de los animales todavía es insuficiente. Entender este papel es fundamental para encontrar soluciones que contribuyan a mitigar la pérdida actual de biodiversidad y de servicios ecosistémicos asociados a las actividades humanas.
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